Masacre en una Iglesia en Texas. 26 personas sin vida.

Devin Kelley abrió fuego en una misa en Sutherland Springs matando a 26 personas. La policía apunta que la violencia del tirador pudo estar motivada por "problemas domésticos"



Un hombre armado abrió fuego el domingo al interior de una iglesia rural de Texas, matando a más de dos docenas de personas en el mayor tiroteo masivo en la historia del estado, dijeron las autoridades.


El gobernador de Texas, Greg Abbott, confirmó en una rueda de prensa que 26 personas murieron durante el tiroteo. "No sabemos si ese número aumentará o no, pero sabemos que es demasiado y que será un duelo largo y sufrido", dijo.

A las 11:20 am hora local (12:20pm hora del este) un hombre armado con un rifle de asalto semiautomático entró a la iglesia First Baptist Church, de Sutherland Springs, disparando indiscriminadamente a las personas que asistían al servicio religioso, dijo Freeman Martin, director regional del Departamento de Seguridad Pública de Texas.

De acuerdo con las autoridades, 2 personas fueron asesinadas afuera de la iglesia, 23 adentro y una murió en un hospital.

El atacante, identificado como Devin Kelley, un hombre blanco de 26 años y residente del vecino condado Comal, murió después de la breve persecución. Su automóvil pudo verse en imágenes de televisión en medio de un campo y con varios agentes y peritos policiales trabajando a su alrededor.

La Fuerza Aérea confirmó en un comunicado que Devin Kelley sirvió en el área de logística desde 2010 hasta que fue dado de baja.


Los investigadores apuntan a un conflicto con los padres de su pareja, que acudían habitualmente a la iglesia atacada pero no este domingo. La matanza "no tuvo una motivación racial, y tampoco estuvo relacionado a creencias religiosas. Había un problema doméstico con sus familiares políticos", ha explicado en rueda de prensa este lunes Freeman Martin, del Departamento de Seguridad Pública de Texas. El funcionario añadió que la mujer había recibido "mensajes de texto amenazadores" de su yerno.

Kelley, exsoldado de la Fuerza Aérea, fue expulsado del Ejército después de ser sometido en 2012 a juicio militar por maltratar a su mujer y a su hijo.
Cuando el asesino, Devin P. Kelley, de 26 años, salía de la iglesia, un vecino de la localidad le persiguió y disparó con su rifle. El tirador quedó herido, soltó su fusil de asalto y se subió a su furgoneta para escapar, armado aún con dos pistolas. La iglesia era ya un reguero de muerte y sangre. El hombre que le hizo frente pidió en seguida a otro que estaba en un coche que saliesen en su persecución. Los dos fueron tras Kelley en una carrera a toda velocidad por las carreteras comarcales llegando a superar los 150 kilómetros por hora, contó esta mañana el conductor, Johnnie Langendorff, un joven tocado con un sombrero de vaquero y la calavera de una vaca tatuada en el cuello sobre la traquea. "Me gusta conducir, y conduje todo lo rápido que pude", explicó Langendorff. Tras un cuarto de hora de caza el homicida se salió de la carretera y se estrelló.
La policía ha apuntado que además de la heridad que le infligió el vecino al salir de la iglesia presentaba otra que se podría haber causado él mismo, por lo que existe la posibilidad de que Kelley hubiese terminado su escapada pegándose un tiro.
La iglesia atacada acostumbra a grabar en video sus misas, por lo que investigadores del Estado de Texas afirmaron a medios estadounidenses que en el registro de la ceremonia encontrarán a buen seguro los detalles concretos del tiroteo "Nunca te esperas que pase algo así. Mi corazón está roto", dijo a la prensa el concejal Albert Gómez. El editor de un periódico local describio la parroquia como una congregación local como cualquier otra de las zonas rurales de Texas. "Simplemente una pequeña iglesia de pueblo americano donde la gente acude para reunirse y celebrar".
Tras el tiroteo, numerosos vecinos y familiares de las víctimas se acercaron hasta esta iglesia para obtener información sobre lo ocurrido. Mientras, la policía local y estatal trataba de impedirlo y pedía que regresasen a sus casas hasta que la situación estuviese completamente bajo control.
Carrie Matula, una testigo, explicó al canal NBC que los disparos procedían de un arma semiautomática. “Yo me encontraba a 50 metros de la iglesia”, afirmó. A la zona se desplazaron los servicios de emergencia, incluyendo helicópteros para llevar a los heridos a distintos hospitales. Además de las autoridades locales, el FBI se trasladó a la localidad para colaborar en la investigación.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que se encuentra de visita oficial en Japón, ha calificado de "espeluznante" el tiroteo y ha enviado su apoyo a las víctimas. "Los estadounidenses harán lo que mejor saben hacer: nos uniremos y a través de las lágrimas y la tristeza permaneceremos fuertes", ha asegurado en un encuentro con líderes empresariales en Tokio. Por su parte, Abbott, el gobernador de Texas, ha ofrecido sus condolencias y ha considerado el ataque como un “acto del mal”. El senador republicano y excandidato presidencial, Ted Cruz, también ha expresado en las redes sociales su solidaridad con las víctimas.
El último ataque de esta envergadura en una iglesia estadounidense ocurrió en Charleston (Carolina del Sur) en junio de 2015. Dylan Roof, un joven blanco, entró en la parroquia y mató a tiros a nueve personas afroamericanas en el que fue considerado uno de los peores crímenes de odio racial. Roof ha sido condenado a muerte por inyección letal.

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